jueves, 9 de mayo de 2013


Hoy desperté, después de soñar contigo en la distancia, con la firme convicción de no recordarte, de no pensar en ti y de olvidarte. Me di cuenta que el recuerdo no se desgasta con el uso, al contrario, se vuelve más permanente. Sin pensar mucho en borrarte, comencé mi día, abrí los ojos y cerré el corazón para no llorar… intento fallido pues encontré una canción que no sé cuando escribí, desde otro cuerpo, con otra mente, siendo otra persona que no soy. Una canción que habla de ti y de mí. Llevo tres horas escuchando la misma letra, la misma melodía, la misma voz y no me he cansado. Llevo tres meses esperando a que regreses y tampoco me he cansado. Y ya no quiero llorar, entonces me muerdo los labios pero después recuerdo cuando tú lo hacías por mí y todo vuelve a comenzar. Mi batalla interminable lleva tu nombre, te odio porque me enseñaste que la persona que busco sí existe, te odio porque no te vas a quedar, te odio porque ya te estás marchando y ni siquiera has dicho adiós. A falta de tu presencia, seguiré escuchando la misma letra, la misma melodía, la misma voz, sólo quería que lo supieras. Y no, yo no escribí la letra de esta canción que habla de los dos.

Te amo. Te amo tanto que me da miedo decírtelo y que te espantes ante la idea de ser amado… y huyas. Te amo tanto que prefiero fingir que todo está bien, que me gustas pero poco, que no pasa nada. Te amo tanto que me da miedo darme cuenta de que tú no a mí y entonces ver que amo a quien nunca me amará. Te amo en silencio, en tu cama sin que lo sepas, en tus besos sin que lo notes, en la distancia sin que lo sientas, por las noches sin que lo sueñes, en ti sin mí. Hoy te digo que te amo y que no quiero escuchar tu respuesta porque ya sé cual es. Hoy te digo que te amo y me marcho, para no verte partir.